viernes, 8 de marzo de 2013

El Norte de Argentina II

Para el segundo dia de esta larga travesia decidimos intentar hacer dedo pero como era domingo no conseguimos ni detener un taxi. Priscila y el frances, mas que enganchados, me hicieron segunda en ir a la ruta luego de caminar diez cuadras en una cuesta elevadisima. Al llegar, el frio se apodero de nosotros y termino juzgandonos en medio de la montaña, lo que nos hizo volver a lo rapido que seria ir a pagarle nuevamente a las empresas monopoliticas una pequeña contribucion monetaria. Lo mejor del dia fue tomar esa ruta que nos llevaria hasta Cafayatye,  una cosa increible, montañas sobre montañas, energia sobre energia, quebradas sobre quebradas, cactus y mas cactus. Pasar casi ocho meses sin ver montañas y dedicarse un dia por completo a admirarlas, es algo muy productivo.

Cuando llegamos a nuestro destino, nos alojamos donde el famoso Gitano, personaje peculiar, un tanto raro y muy atarantado. Queria incluirnos de una manera tan dominante en su juego hostel. Si el famoso juego hostel que se juega de la siguiente manera: Paras en un lugar siempre presidido por algun pelotudo que te quiere no por lo que sos, sino por lo que traes, en este caso: Priscila!. Bueno asi fue, nos quedamos con los porteños Pol y Pajaro en una super VIP pagando cuarenta pesos la noche y adivina que? le faltaban dos ventanas, era como un quincho en la terraza donde en algun momento fue un bar y para nuestra desgracia llegaban gatos a mear la ropa de los huespedes. JAJAJA.. una total cagada de risa.

Al dia siguiente, le pagamos al Gitano dos excursiones, una fue la quebrada de Cafayate y la otra una caminata por la montaña que duro seis horas guiada por un señor oriundo de la zona. Las dos cosas muy buenas, una mas que la otra pero valio mucho la pena. Para este punto, la morajela estaba dada: Nunca viajar sin seguro porque con tantas risas podes terminar en el hospital.

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