martes, 16 de abril de 2013

Bolivia II

Llegar a La Paz te causa una sensación muy diferente a cualquier ciudad, es como un cráter volcánico de infraestructura y singulares edificios. Antes de llegar al centro de la ciudad, se pasa por El Alto, el cual te permite flashear con cualquiera película filmada en la India pero sin elefantes; mucha gente, mucho transito, mucho ruido, mucho desorden y mucho movimiento. Al bajar la montaña se puede observar ampliamente la ciudad, ubicando los principales puntos y haciendo énfasis en las montañas que rodean la capital boliviana.  Sin duda alguna, es un lugar muy interesante a pesar de que al principio te impacta por su composición demográfica y la manera en como esta planificada. Me recordó mucho la manera en como San Jose se transforma durante las horas pico y también me hizo pensar en lo deficiente y terrible que ha sido organizar o planificar mi ciudad natal. Realmente es una desgracia lo que han hecho los gobiernos para construir una ciudad sana y estructurada. No digo esto en el sentido de critica destructiva, lo digo porque es importante para cualquier país tener una capital que te haga sentir cómodo, protegido y realizado. 

Nos quedamos en un hostel muy careta que ni desayuno nos pudieron ofrecer. Los tres franceses y los dos ticos estuvimos en diferentes habitaciones, cosa que permitió el desenvolvimiento con otras personas y así poder conocer mas personajes. Ese día decidí emprender un viaje solo ya que estaba un poco confundido por algunas decisiones que se habían tomado en grupo y no quería absorber tanto, por eso camine por la ciudad en búsqueda de algunas artesanías y aprovechando para tomar algunas fotos. Mas tarde, conocí a un amigo de Australia que es de productor de cine. Muy buena onda el pibe, fuimos al cine, comimos algo y charlamos de asuntos meramente turísticos. Para la noche, me dirigí al estadio Hernandez Siles ya que jugaba El Strongest frente al Atlético de Mineiro, cosa que no podía desperdiciar ya que el astro brasileño, Ronaldinho estaba presente. Al llegar a la cancha, me encontré justamente con la hinchada brasileña, chicos muy buena onda que me regalaron cachaza, energía futbolera y una que otra canción barrista. Uno de ellos, llamado Rodrigo, me pago la entrada y me acogió como su hermano. Mas tarde después del partido, la fiesta continuo con las chicas de Córdoba en el Wild Rover que me recordó los descontroles vividos en algún momento en el Che Pampas. Las pibas, muy buena onda, me habían convidado antes a unos mates y habíamos charlado de Perú; les saque una que otra risilla y creo que fue por eso que pegamos onda. Buena vibra che! 

Para el día siguiente, tomamos un colectivo pequeño, lleno de cholitas y de gente sencilla de Bolivia que se dirigían igual que nosotros jeje, a Copacabana. En el camino, pasaron cosas pero nada del otro mundo, simplemente eran otros matices del viaje. Conocimos a dos típicos porteños que junto con otro holandés compartimos hostel en Copacabana. El viaje hasta Copacabana es algo impresionante, a tu derecha tenes la Cordillera de los Andes empapada de nieve en las alturas y a tu izquierda el magnifico e inigualable Lago Tititaca. Que sea el lago navegable mas grande del mundo y el mas alto, no es por cualquier cosa, es una obra divina de la puta madre que encierra la vista en una fantasía azul y verde. Es como un mar o un océano caribeño, lleno de montañas y de agua clara que te permite respirar a profundidad pasión y emoción por la vida.  En ese momento, dedicaba ese paisaje a la filosofía de estar feliz y a buscarle respuestas a la tristeza por la cual todos pasamos en algún momento. De pronto, mire a la cholita que tenia a la par y con su olor pensé que para estar triste hay que hacer muchas cosas, talvez miles. Pero creo que la mas importante o por lo menos a la que concluí, es a la idea de "no valorar". Luego dedique mi tiempo a definir "no valorar", y nuevamente encontré respuesta en la cholita que me indicaba que es el arte de no tener paz social con uno mismo, es querer buscar siempre intensidad en las mínimas cosas. 

Copacabana es un lugar muy turístico que en vez de subir precios, mas bien los bajan mas. Sin duda alguna, es una parada obligatoria en un viaje por el centro de Suramerica. Nos quedamos unas cuantas noches, disfrutando muchas veces de la lluvia y el frió pero también de la deliciosa trucha. Creo que en esos tres días  comí unos seis platos de trucha y fue lo que me ayudo a retomar mi sistema digestivo que para ese momento estaba muy abatido. 

Debo aceptar algunas cosas y sincerarme con otras, para viajar se necesita gente que realmente lo conozca,  lo aprecie, lo entienda y lo valore; en vez de andar con gente que lo pase regañando, acomplejando y mal educando. Y digo esto porque mucha veces calle! no dije nada y me mantuve al margen de cosas que no vi con mucho agrado pero por respeto al lugar donde estaba, preferí no complicar mi viaje. Dentro de todas mis filosofías  pienso que uno trabaja para uno, uno lucha para uno, uno viaja para uno; por eso mismo, no me abrí a la desesperación del momento y simplemente continué. 

Terminamos nuestra expedición de Bolivia en un lugar indescriptible, excelso, soberbio y celestial. La Isla del Sol es un lugar que esta en pleno Lago Tititaca, el cual tiene 14 kilómetros cuadrados y esta protegido por la cultura Aymara. Tiene dos zonas diferentes, una es la parte norte donde se acampar en la playa y la parte sur que es mas hostelero y comercial. Nosotros escogimos sabiamente y llegamos a la parte norte que estaba en plena celebración porque un miembro de la comunidad había sido dado de alta o graduado del servicio militar.  Un gesto que merecía festejo al ritmo de los Sikuris y de la reunión comunitaria. 

Estuvimos tres noches en la isla donde apreciamos desde ruinas incas hasta cielos estrellados. Fue un contacto hermoso que me oculto resentimientos y me hizo añorar por la unión familiar como nube de esperanza. Ojala que mi deseo se cumpla algún día. El ultimo día caminé nuevamente solo, cosa que fue la mejor decisión porque pude comprenderme, conocerme y aceptarme en los caminos de la meditación. Iba pensando en un blog que había escrito una linda compañera sobre como expresar sentimientos, el camino de piedra al tope de las montañas me ayudaba a pensar en las palabras exactas de tal acción y la distancia de 3500 km me hacia recordar que todo es posible. Hasta este punto, Bolivia y su burbuja optimista y poco pretenciosa había terminado. 

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