miércoles, 3 de abril de 2013

Bolivia y sus historias...

De Bolivia hay tanto que decir que no sé si mis ideas estan lo suficientemente claras. Solo sé que me dejo muchas experiencias increíbles y evidentemente cambio mi filosofía extraña por una mas sana, enriquecedora y profunda. Aceptó que muchas veces, durante mi estadía caí en el compromiso desubicado de comparar y moverme entre escenarios perdidos, pero era por lo impactante que resultaba ser la constancia del lugar. Si me pusieran a escoger una descripción de Bolivia en una sola palabra diría apertura! Apertura cultural, apertura histórica  apertura social, apertura comercial, apertura política, apertura turística, apertura gastronómica y mas que todo, apertura natural a su máxima expresión. Cada paisaje, cada cerro, cada montaña, cada lago y cada cosa, hecha en las manos del mas grande, es totalmente impresionante. 

Tengo que aceptar que al principio me costo aperturarme mentalmente debido a la altura, al vértigo, al frió tenebroso, a las diferentes costumbres y a la manera tan distinta de hacer las cosas. Razón que me hizo caer en contradicciones ligeras que pude superar gracias a la compañía  Sin embargo, llegar a Bolivia y ver solo con los ojos, es un error ingrato, hay que ver con todos los sentidos desde la nariz hasta la boca. 

Nuestra primera parada fue Villazón, un pueblito comercial donde uno puede gastar algunos bolivianos en cosas sumamente baratas. Desde este punto, se puede sentir la diferencia monetaria con respecto a Argentina por lo menos en el tema del transporte publico. Mientras un viaje de ocho horas en Argentina cuesta mínimo 400 pesos, en Bolivia cuesta 25 bolivianos. Y no se pregunten por la conversión porque un peso argentino son 0.85 bolivianos. Ridículamente barato? Si!. 

Para mi mala suerte, el pollo asado y los electrónicos chinos era lo único que vendían en la pequeña ciudad. Cuando caminábamos buscando algo diferente, conocimos a un par de chicas de Noruega que no entendían muy bien el castellano boliviano, y eso que a nosotros también nos costo un poco al principio, por eso les dimos una ayudita entre los dos ticos y el francés   Mas tarde caminamos por la plaza publica para bajar la comida, aunque yo creo que la comida me bajo a mi jeje.  Uno podría pensar que la plaza principal es un lugar inseguro pero no, todo lo contrario, no se ve gente cometiendo faltas y mas bien, la gente disfruta mucho en familia ya sea comiéndose uno helado o algún postre tradicional. Hasta talvez se podría decir que las faltas las cometen los mismos turistas y que lo diga mi buen amigo Francois Bourdil jaja. 

No me malinterpreten con la comida pero pasó que mi sistema digestivo se vio muy vulnerable al llegar a Potosí y eso me afecto los primeros días en Bolivia. Talvez no fue ni siquiera el pollo asado, porque ya venia con cierto malestar, pero la altura y las curvas de la ruta me hicieron sentirme pésimo .Esas curvas que me hicieron recordar al Monte del Aguacate camino al Pacifico Central de Costa Rica. Pero por favor che! esas curvas, no eran curvas, eran una montaña rusa! Y era curioso, porque en algunos momentos uno sentía el vació terrible de estar cayendo en un precipicio y en otros momentos, uno sentía la adrenalina de que el bus estuviera adelantando a camiones en curvas cerradas. No se cual era mas divertida jaja. 

En Potosí  nos hospedamos en el Koala Den Hostel, recomendado por una buena amiga holandesa que conocí en el Che Pampas. Llegamos domingo en la pura mañana, tipo 6 am y de ahí directo a la camita a esperar a que bajara ese dolor estomacal. Mas tarde, reconocimos el lugar con una pareja de Buenos Aires muy buen onda. Fuimos a ver un partido de la primera división boliviana, el Real Potosí!  Fue como ir a ver un partido de mi adorado y querido Deportivo Saprissa! La gente vendiendo cosas afuera, gritando, bacilando y vestidos de Morados! 

Mas tarde, las cosas se complicaron con mi dolor y tuve que abortar misión para el domingo, igual hacia mucho frió como para estar boludeando en las calles de Potosí.  Al día siguiente, pase todo el día enfermo y por eso decidí cuidarme. Los chicos del hostel se portaron excelente conmigo, me atendieron, me trajeron pastillas y me mimaron como si estuviera en casa. Gracias a don Eduardo, el dueño del hostel! Esa noche conocimos a otros dos franceses que vivían en Buenos Aires, muy copados, terminamos cantando la Marsellesa y adorando a Juana de Arco. 

Para el tercer día, fuimos a la Casa de la Moneda, lugar histórico e interesante que relata la historia económica de Potosí y su relación con la minería  Tiene unos pasajes y unas salas increíbles. Había una linea cronológica de las civilizaciones humanas desde la llegada de Adan y Eva que me dejo boquiabierto, me recordó a los viejos carteles que yo pegaba en las paredes de mi casa para aprenderme las cosas de estudios sociales. El día estaba listo con el partido del Barcelona contra el Milán,  visto con dos buenos amigos italianos que sufrieron la derrota y lloraron los goles del plantel arrollador. Para la noche, nos tocaron otras diez horas de viaje hasta La Paz. Seguimos en la locura boliviana y las cholitas bailándole a la vida... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario